Primeros auxilios psicológicos

Los primeros auxilios psicológicos o cómo a veces se le denominan “PAPs” son técnicas usadas para ayudar a todo tipo de población que se esté viendo afectada por alguna crisis. Estas intervenciones son llevadas a cabo, no solo por profesionales de la salud mental, sino por cualquier persona que se encuentre en el momento y tenga la posibilidad de apoyar al que lo esté necesitando.
Recordemos el pasado sismo del 19 de septiembre en la CDMX, un fatídico día que, si bien tomó negativamente por sorpresa a los ciudadanos, también mostró una fuerte solidaridad a partir de la intervención de muchísima gente que estuvo día y noche apoyando a los que habían sufrido pérdidas. La ayuda no sólo se vivió a través de los rescates, sino con recolecta de víveres, la prestación de servicios gratuitos, la compañía y la organización en general.

A pesar de que existen cuerpos especializados en brindar estas herramientas como lo son bomberos, paramédicos, policías entre otros; hay ocasiones en que las situaciones nos superan y en este caso también los ciudadanos pudieron ejercer primeros auxilios psicológicos, pues todas las acciones realizadas tenían el objetivo de afrontar la crisis y restablecer el equilibrio emocional.

Ahora sabemos que cualquier persona puede llegar a ser primer respondiente en alguna situación de conflicto, por lo que es de gran importancia tener en cuenta lo que una buena intervención puede generar en la vida de otro ser humano.

Los primeros auxilios psicológicos ejercen un papel fundamental en el posterior manejo de sentimientos e incluso traumas. Por eso aquí te brindo algunos consejos que puedes llevar a cabo:
Observa y mantente alerta. Valora a partir de la apariencia y de lo que la persona externa si es que hay alguna necesidad. En ocasiones pudiera ser que dicha persona no necesite auxilio de momento, pero sus familiares o allegados sí.

Establece vínculo. Escucha, se empático, no minimices sus problemas por más pequeños que parezcan. Si la persona se siente aceptada, disminuirá la intensidad de su ansiedad.
Ayuda con las necesidades básicas. Proporciona agua, alimentos, un lugar para dormir, asearse o un medio de comunicación.
Tranquilizar de forma realista. Evita frases como “todo va a salir bien” o “no te preocupes” ya que suelen generar más ansiedad. Debemos ayudar a tranquilizar haciéndole confiar en sus propios recursos. Frases como “lamento lo ocurrido”, “entiendo cómo te sientes” generan fuerza de forma natural.

Ofrece información exacta y oportuna. Comparte información únicamente si sabes que es precisa y vincula a la persona con los cuerpos de apoyo que esté necesitando.
Tener buena gestión de una crisis no sólo puede ayudar a que la persona no genere algún tipo de trauma, sino que le permita desarrollar recursos que le serán útiles para el resto de su vida. Cómo por ahí dicen, salir empoderados de las adversidades.

Psic. Abril Vieyra Ortiz